Fin de semana de invierno

Esta semana tenemos Cibeles Fashion Week, los Oscars etc… y yo desconectada del mundo!!. He pasado el fin de semana en mis 82 km2 de tierra preferidos. 35 minutos de vuelo, sigiloso aterrizaje en la isla de Ibiza, 25 minutos de ferry…

Noche de febrero serena, callada… se escucha el silencio…risas y confidencias hasta la madrugada, con los buenos amigos, los de siempre. Como de pequeña, los destellos del faro me han ayudado a conciliar el sueño. Mi madre nació ahí, una fría noche de invierno del 52, a la luz de un quinqué… Mi abuelo, madrileño, había llegado a la isla diez años antes y fue farero durante cuarenta más. Julio Verne lo describe como el faro del fin de mundo en su novela «Héctor Servadac».

Me contó un isleño, que le contó un vecino, que le pasó a un amigo, que un día, sentado en la playa de Migjorn creyó ver el final del mar, justo el límite de las olas y las mareas. Se dio la vuelta para contarlo rápidamente a alguien y hacerle testigo de su gran descubrimiento, pero se encontró solo en aquel paraíso. Desesperado, empezó a caminar y a caminar toda la costa, mirando las olas y buscando de nuevo aquella visión imposible de los límites del mar. Casi ocho kilómetros caminando, observando, zambulliéndose, sentándose… Después cuentan que se fue al faro de la Mola y desde allí, viendo como nacía una enorme luna llena, escribió todas sus conclusiones. Al día siguiente hizo lo mismo por la otra cara de la isla. Él, al principio, pensó que se estaba volviendo loco, había descubierto algo increíble. Se fue al otro faro de la isla, se sentó en su muro, abrió su cuaderno y borró de un tachón todas sus teorías. Finalmente, escribió en letra mayúscula: «LA ISLA DE FORMENTERA ES EL FINAL DEL MAR» (Formentera REPORT magazine).

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