Mascarilla calmante de harina de avena, agua de rosas y aceite de caléndula
La avena coloidal es antiinflamatoria y suavizante, el agua de rosas tonifica y calma, y la caléndula ayuda a regenerar la piel delicada o irritada. Esta mascarilla calmante para hacer en casa restaura y alivia, es perfecta para después de un día de sol o estrés.
¿Por qué funciona tan bien?
Avena coloidal:
Es calmante, antiinflamatoria y suaviza muchísimo. Ayuda a aliviar rojeces, picores y esa sensación de tirantez cuando la piel está alterada. Si no tienes avena coloidal, puedes usar harina de avena o incluso moler copos muy finos.
Agua de rosas:
No solo huele de maravilla, sino que tonifica, calma y refresca. Es ideal para piel sensible o con tendencia a irritarse. Aporta ese toque de frescura que se nota al instante.
Aceite de caléndula:
Es regenerador y cicatrizante. Va genial si tienes la piel irritada, con rojeces o algo dañada (por el sol, por ejemplo). Además, es muy suave y se absorbe bien.
Vitamina E (opcional):
Un antioxidante natural que ayuda a conservar la mezcla y, de paso, le da un plus de nutrición a la piel.
Ingredientes (puedes encontrarlos en herbolarios como Naturitas o Planeta Huerto):
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1 cucharada de avena coloidal (o harina de avena)
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1 cucharada de hidrolato de rosa damascena (agua de rosas pura)
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1 cucharadita de aceite vegetal de caléndula
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(Opcional) 1 cápsula de vitamina E
Cómo prepararla:
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Mezcla todos los ingredientes en un bol pequeño hasta formar una pasta cremosa.
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Aplícala sobre el rostro limpio y seco, evitando el contorno de ojos.
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Déjala actuar entre 10 y 15 minutos (mientras lees algo, tomas un té, o simplemente descansas).
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Retírala con una muselina o toalla suave humedecida con agua tibia.
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Si quieres, termina con tu tónico y tu hidratante habitual.
Cuándo usarla:
Ideal para pieles sensibles, con rojeces o algo deshidratadas.
Perfecta para después de la exposición solar, viento o días intensos.
Recomiendo hacerla 1–2 veces por semana, según cómo sientas tu piel.
Truco extra:
Guarda el resto de la mascarilla en un tarrito de cristal en la nevera y úsala al día siguiente. ¡Fresquita se siente aún más calmante! Pero recuerda que, al no llevar conservantes (más allá de la vitamina E), es mejor usarla en 24-48h.