Se llama Daria Zhulcova y es la actual novia de Roman… El destino de la modelo Daria Zhukova (Moscú, 1981) estaba marcado desde que su padre, Alexander Zhukov, ahora viceprimer ministro del Gobierno ruso, hizo también fortuna en la industria del petróleo. Así que, terminada su carrera universitaria, se volcó en los círculos sociales internacionales que confluyen en la capital británica. En Londres creó una línea de moda de alta costura que llegó a aparecer en la revista Vogue.
Sus contactos la acercaron al mundo del arte, aunque de una forma testimonial. El pasado mes de junio dio, sin embargo, el bombazo. Decidió abrir una enorme galería de arte contemporáneo en Moscú aprovechando un semiolvidado edificio constructivista de principios del siglo XX. Dicen los entendidos que ha transformado el garaje Bajmetevsky, diseñado en 1926 por el arquitecto Konstantin Melnikov, en uno de los centros de referencia mundiales.
Roman Abramovich lleva una existencia llena de lujos y comodidades. Este empresario, de 41 años, que comenzó a forjar su fortuna en el sector del petróleo ruso, compró el Chelsea Football Club allá por 1999 efectuando un desembolso de casi 200 millones de euros. No sin motivo, es considerado el hombre más rico de Gran Bretaña. No escatima a la hora de hacerse con casas de ensueño. Una de sus moradas preferidas en la mansión que posee en Fyning Hill al este de Sussex (Inglaterra). El empresario de origen ruso la adquirió a comienzos de los noventa por más de 15 millones de euros. En ella disfruta, junto a su familia, de sus siete habitaciones, cuadras con capacidad para cien caballos, 2 campos de polo y un área para Karts. Su otro gran tesoro es Wildcat Ridge, una propiedad valorada en casi 20 millones de euros y ubicada en la Provenza francesa.
Esta casa está llena de historias y recuerdos no sólo de su actual propietario, sino de sus anteriores y famosos inquilinos, los Duques de Windsor, y mucho antes la actriz Greta Garbo.Se trata, sin duda, de un mago de las finanzas, que combina con maestría placer y trabajo, en su vida cotidiana. A estas alturas, a nadie sorprenderá el hecho de que tiene su propia armada, compuesta por 5 superyates y 2 submarinos. Se llama simplemente «A», tiene 120 metros de eslora y está claro que no pasa inadvertido. Es su último yate. Cuentan que dio carta blanca a Philippe Starck para que diseñara un barco revolucionario que ha costado 350 millones de euros y parece sacado de un filme de James Bond.
Botado en enero, navegó durante semanas en Baleares y fondeó en Formentera más de 15 días… haciendo palidecer a los yates vecinos. La tremenda mole acuática convertía en insignificante a cualquiera de las embarcaciones que le rodeaban…casi podia verse desde la otra punta de la isla!