Ha llegado Fin de Año y yo lo despediré con gripe y en pijama pero con tres estrellas que iluminan mi vida, mis fuegos artificiales particulares: mi marido y mis mellizos. ¡Ha sido un año tan duro como ilusionante!. Emocionalmente muy fuerte. Con mar de fondo y, con el timón bien agarrado, he navegado como bien he podido y sabido. Dándolo todo, demasiado, diría yo (tengo la mala suerte de ser madre sufridora, admiro a las que saben ser más despreocupadas). Será por ser primeriza de dos preciosas criaturas prematuras que este año cambiaron mi vida para siempre en los 15 minutos que duró la cesárea. Agarré el toro por los cuernos y ahí sigo. Dedicándoles las 24 horas del día. Gracias Otto papá, Otto y Flavia por darme este año maravilloso, con tantas risas y también tantas lágrimas, gracias por vuestro amor incondicional. A todo esto le tenemos que sumar las obras de ampliación de nuestra casa, lo pienso y no me lo creo (cómo hemos podido!!!) pero lo importante es que lo hemos superado y ya lo estamos disfrutando! Esta noche brindaremos, (aunque sea con infusión) por el nuevo año y por todos los proyectos que nos trae 2015!!
¡Hasta siempre 2014!
¡¡¡Que tengáis un FELIZ AÑO!!!!
